“Los compradores más interesantes
aparecen normalmente en los 30 primeros días. Es ahí cuando debemos contar con
el precio más adecuado. A partir de entonces, se suele producir una bajada
notable de interés por la propiedad que conduce inevitablemente a la bajada de
precio, con la consecuente pérdida de tiempo y oportunidades”.
Cuando un propietario pone a la
venta una vivienda la gran duda siempre es a qué precio. El temor a malvender o
la idea de que para rebajar siempre se está a tiempo hace que en ocasiones se
sobrevalore la vivienda. Sin embargo, las cifras indican que cuando una vivienda se
pone a la venta por un precio por encima de lo adecuado, la propiedad se
termina vendiendo por un precio inferior a su valor.
En resumidas cuentas, los
aspectos claves en los que nos tenemos que fijarnos a la hora de establecer el
precio de la vivienda son:
• Situación del mercado en ese
preciso momento
• Ofertas de viviendas similares
• Capacidad de financiación
• Estado real de la vivienda
• Percepción que transmite la
vivienda
• Zona y ubicación
Por el contrario, existen
diversos factores que en ocasiones actúan sobre la fijación del precio pero que
el posible comprador no va a valorar, como lo que el vendedor pagó por ella en
el pasado, lo que nos hemos gastado en ella, el valor de los muebles o el valor
emocional.
Caer en alguno de estos errores
solo lleva a “vender la casa del vecino”, ya que si el comprador descubre casas
más baratas en la misma zona, entenderá que ha encontrado una interesante
oportunidad. Por otro lado, cada vez que saltamos de un rango de precio a otro
superior, el número de interesados se reduce, por lo que debemos analizar si
nuestra propiedad cuenta con los elementos necesarios para ubicarse en un nivel
más alto de exigencia frente a un número menor de candidatos.
Fuente: fotocasa.es
Fuente: fotocasa.es
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