A la hora de poner en venta una
vivienda muchos han pensado que siempre hay tiempo de bajar el precio, pero,
cuando el objetivo es vender en un mercado lleno de competencia, cuyos precios
van a la baja, tal vez sea necesario ajustar el valor adecuado desde el
principio. Empezar con precios demasiado altos todavía resulta tentador para
muchos vendedores. Para evitar caer en la tentación, merece la pena conocer los
problemas que puede suponer el sobreprecio.
No despertar interés; los
compradores actuales están bien informados sobre el mercado inmobiliario
actual. Si la vivienda en venta es demasiado cara, la gran mayoría ni se
molestará en saber más sobre el inmueble y mucho menos en hacer una oferta para
negociar.
Perder competitividad; el
sobreprecio de una vivienda siempre beneficiará a la “competencia”. En realidad
el precio que se ponga hace que el resto de pisos con similares características
parezcan “gangas”.
Estancamiento; cuanto más tiempo pase en el mercado la
vivienda, más probable es que quede aislada y pierda interés para los posibles
compradores. Hay muchas viviendas que parecen condenadas a la venta perpetua.
¿Qué defectos tiene para que se produzca ese estancamiento?
Negociaciones más difíciles; los
compradores que se interesen por la vivienda intentarán negociar con más ahínco
al ver que el inmueble lleva mucho tiempo en venta y su precio está muy por
encima del resto de viviendas similares.
Oportunidades perdidas; poner un
precio muy alto supone perder muchas oportunidades de encontrar posibles
compradores interesados ya que la mayoría no se molestará, siquiera, en ir ver
la vivienda, al encontrarse en un rango de precios superior al que desean.
Fuente: fotocasa.es
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