A la hora de dar de alta la luz y
el gas, lo primero que se debe tener en cuenta es qué potencia contratar. Ésta
equivale a la cantidad de energía trasferida en la unidad de tiempo y
normalmente aparece indicada (en vatios o kilovatios) en las placas de los
propios electrodomésticos o en sus manuales de instrucciones.
La energía consumida, que se mide
en kilovatios por hora (kWh), es el resultado de multiplicar la potencia de
cada uno de los equipos por el tiempo de uso. Por eso difiere bastante según la
época del año y el uso que se haga de los equipos del hogar. Contratar la
potencia correcta evitará derrochar energía y dinero, pero también que haya
cortes de luz.
Cómo calcular la potencia de la
luz:
El consumo de luz se calcula
sumando el consumo individual de cada uno de los aparatos eléctricos que se
vayan a usar con frecuencia. La suma de los vatios de todos ellos indicará la
potencia mínima a contratar si se pretende utilizarlos simultáneamente. Otra
opción es utilizar alguna de las calculadoras que ofrecen las compañías
eléctricas.
Si la potencia contratada es
inferior a la demandada, cuando el consumo supere la barrera, saltará el
diferencial. Esto, además de ser una molestia, puede dañar algunos equipos o
aparatos. Por eso es tan malo pasarse y derrochar dinero, como no llegar y
arriesgarse a que algo se estropee. Lo ideal, sin duda, es contratar la
potencia adecuada.
En la actualidad, la mayoría de
las viviendas tienen contratada una potencia mínima entre 2,5 y 5 kW, seguida
de las familias que contratan de 5 a 10 kW. Es posible disponer de luz y
pequeños electrodomésticos con una potencia inferior de 2,2 Kw, pero si se
cuenta con calefacción eléctrica y aire acondicionado, el mínimo suele
rondarlos 9 kW.
Cómo calcular la potencia del gas:
Tal y como sucede con la luz, el
consumo del gas se mide sumando el consumo individual de cada uno de los
equipos de gas que se vayan a emplear. Si bien estos no son muchos, al año
puede suponer mucho gasto: calefacción, cocina y agua caliente sanitaria, son
los tres usos principales. Dependiendo del número de equipos y el uso, se debe
contratar mayor o menor potencia.
Si bien se puede usar utilizar
simuladores o calcular en base a la potencia indicada en los manuales de los
equipos, lo habitual es contratar una potencia u otra según el número de
aparatos a gas.
Así, si sólo se utiliza el gas
para el agua caliente sanitaria y la cocina, lo normal es que el consumo no
supere los 5.000 kWh al año. Si, en cambio, también se utiliza para la
calefacción, lo recomendable es optar por una potencia de entre 5.000 kWh a
10.000 kWh al año.
Para
los hogares que necesitan todavía más potencia es recomendable contratar
unos 11.500 kWh/año. Además, existen clientes (sobre todo comunidades de
vecinos) cuyos consumos anuales están entre los 50.000 y los 100.000 kWh, cuyo
suministro del gas debe estar contratado con un Comercializador de Mercado
Libre.
Fuente: fotocasa
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