Frente a un incipiente
crecimiento del alquiler, los expertos inmobiliarios aseguran que, la
moderación en la caída de los precios garantiza que la vivienda está tocando
fondo. Por eso, muchos se plantean ahora la eterna pregunta: ¿comprar o
alquilar?
Un país de propietarios
España, tradicionalmente, es un
país predispuesto a la compra. Siempre se ha pensado que alquilar es “tirar el
dinero”. Por esto, la mayoría ha preferido invertir los ahorros en adquirir una
vivienda, sobre todo, si no había mucha diferencia entre hipoteca y renta
mensual.
Para muchos, tener una vivienda
en propiedad es optar por la seguridad frente a una situación de paro (si se
tiene pagada o si se puede hipotecar) y una forma de afianzar el futuro de los
hijos. Esto explica por qué, en España, la tasa del alquiler es de un 19,
frente al 30% de la media europea.
Sin embargo, con la llegada de la
crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, parece que el alquiler
empieza a consolidarse como una alternativa real a la hipoteca, al menos hasta
que el ajuste de los precios se haya completado.
Situación actual: un punto de
inflexión
En los últimos años, el alquiler
está creciendo frente a la compra; de hecho ha pasado de un 15% en 2011 a un
19% en 2013. Los partidarios del alquiler se han triplicado desde el inicio de
la crisis, lo que puede llevar a afirmar un cambio de tendencia.
La precariedad laboral y
económica, la dificultad de acceso al crédito y la sensación generalizada de
que, aunque menos, los pisos seguirán bajando, han hecho que sean muchos los
que se decanten por el alquiler (aunque muchos afirmen que, si pudiesen,
comprarían).
Para algunos, alquilar ya no es
tirar el dinero, sino que es una opción que permite invertir lo que supondrían
la entrada, el notario y otros gastos en consumo, formación u ocio. Una opción
ideal para aquellos que, por movilidad laboral o por ampliar la unidad
familiar, necesiten un cambio de vivienda. Así, son muchos los que, teniendo
piso en propiedad, han tenido que alquilar por estos motivos.
Comprar o alquilar: factores a
tener en cuenta
La elección entre una vivienda de
compra o alquiler puede afectar mucho a la economía familiar, por lo que hay
que tener muy en cuenta determinados factores:
- Dónde se quiere vivir: en qué
zona y barrio
- Por cuánto tiempo se quiere
residir en esa zona
- Cuáles son las necesidades
personales
- Cuánto se quiere/puede invertir
en el pago de la vivienda
- Qué uso se le quiere dar a la
vivienda
El alquiler es una buena opción,
sobre todo a corto y medio plazo, ya que no requiere apenas inversión inicial.
Sin embargo, los expertos siguen señalando la compra como la mejor elección a
largo plazo, ya que al final terminan por amortizarse los gastos iniciales.
Por ejemplo, en las zonas
residenciales mejor valoradas de las grandes urbes, el alquiler siempre es
mucho más recomendable puesto que la diferencia entre el €/m2 de venta y de
alquiler suele ser muy amplia. Por el contrario, en zonas más baratas, las
diferencias entre las mensualidades de renta y de hipoteca se acortan, llegando
a ser insignificantes en algunas ocasiones y resultando mucho más rentable
optar por la compra. Sea como sea, si se consigue financiación para la compra
de una vivienda, es recomendable que la hipoteca no supere el 30% de los
ingresos o bien que, una vez pagada la renta del alquiler y todos los gastos
mensuales, se pueda ahorrar al menos un 10%.
Está claro que no existe una
verdad universal. Saber si lo mejor es comprar o alquilar requiere analizar muchos
factores pero, de manera general, ¿cuáles son las principales ventajas e
inconvenientes de ambas opciones?
Ventajas e inconvenientes de la
compra
El precio de la vivienda ha caído
más de un 40% desde 2007 y, aunque los expertos aseguran que este 2014 será el
último de bajadas, por fin se encuentran precios “razonables”. Por su parte, el
BCE ha vuelto a bajar los tipos de interés, hasta mínimos históricos del 0,15%.
Todo esto hace que, en ocasiones, resulte más barato vivir en propiedad que de
alquiler.
Salvo en esta coyuntura de
crisis, la vivienda es un bien que se revaloriza con el tiempo y, en momentos
de apuros económicos (sobre todo si está ya pagada), puede ser fuente de dinero
y una importante medida de ahorro para la vejez o para dejar en herencia.
Además, comprar supone beneficios fiscales como las deducciones en el IRPF y un
porcentaje menor en las retenciones de la nómina, aunque estas ventajas no sé
sabe hasta cuándo seguirán vigentes.
Por último, disponer de una
vivienda en propiedad permite decorarla y reformarla al gusto de cada uno, lo
cual puede ayudar, también, a revalorizarla.
Como inconvenientes, además de
los graves problemas que suponen el impago de la hipoteca, hay que destacar el
gran desembolso inicial que conlleva la compra (entre un 20% y un 40% del valor
de la venta), sin contar las molestias que significar realizar estos trámites.
Otra de las desventajas es tener que pagar las tasas municipales y los gastos
de comunidad.
Ventajas e inconvenientes del
alquiler
Entre las ventajas del alquiler
destaca el hecho de no tener que hacer una gran inversión: con tan sólo pagar
la fianza y el primer mes suele ser suficiente. Además, las tasas, comunidad y
el mantenimiento suele correr a cargo del propietario. Por otra parte, el
papeleo y las gestiones a realizar son mínimos y, ante cualquier problema o
cambio en las necesidades, siempre se puede dar de baja el contrato con sólo
avisar con un mes de antelación.
El alquiler, además, también
comporta beneficios fiscales (de hecho, más que en la compra), tanto a
inquilino como a propietario. Así, el arrendador tiene derecho a recibir
deducciones sobre impuestos y tasas como el IBI, los gastos derivados del
arrendamiento, los destinados al mantenimiento o reparación de la vivienda, los
seguros… Mientras, el arrendatario se puede deducir el alquiler por vivienda
habitual, aunque el porcentaje dependerá de la base imposible a aplicar al
contribuyente, y las reformas (concertadas siempre con el dueño del inmueble)
realizadas por él.
Con la nueva Ley del Alquiler,
los inconvenientes de arrendar son algo mayores. Así, la prórroga forzosa del
contrato pasa de los 5 a los 3 años y la prórroga tácita, de los 3 años a uno;
esto afecta, evidentemente, a la revisión del precio del alquiler y a la
fianza. Además, el propietario puede recuperar la vivienda avisando con 2 meses
de antelación. Como inquilino, te pueden desahuciar si no se paga la renta
antes de los 10 días desde que el propietario interpone la denuncia por impago.
Por último, los inquilinos deberán consultar cualquier cambio que quieran
realizar en la vivienda, a riesgo de quedarse sin la fianza.
¿El futuro es el alquiler?
Pese a que el alquiler está
ganando muchos adeptos, en parte gracias a la movilidad laboral, lo cierto es
que con la bajada de los precios de los pisos, las rebajas en los tipos de
interés y la ligera apertura del grifo del crédito por parte de los bancos, son
muchos los que seguirán optando por la compra de vivienda.
Igualmente, medidas como la del
desahucio exprés de los inquilinos, así como un posible aumento de los
incentivos fiscales (frente a los rumores del fin definitivo de la desgravación
por la compra) podría hacer que el arrendamiento de viviendas aumentase.
Por su parte, los expertos
advierten que, para que se consolide el cambio de tendencia, es necesario que
el sector del alquiler se profesionalice y el apoyo de las administraciones,
además de unos precios coherentes y competitivos frente a los de venta y unas
condiciones acordes con la vivienda.
Fuente:
fotocasa
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nombre y apellidos:
Comentario: